Esta semana ha tenido gran repercusión en la blogosfera este medidor de trilogías cinematográficas del ilustrador neoyorquino Dan Meth . Yo he lo he visto en microsiervos / cultusaurios (por cierto, un buen blog que no conocía, este último)
Supongo que antes de llegar a estas líneas os habréis entretenido un poco con el trilogy meter y habréis sacado vuestras propias conclusiones. La regla general en opinión de Meth es que el nivel de calidad tiende a ser descendente -ninguna sorpresa aquí- y que hay muchas más segundas partes mejores que la primera de las que pudiera pensarse. Estoy totalmente de acuerdo con ambas conclusiones; las segundas partes suelen ser arrastradas por la idea, comunmente aceptada, de que «las secuelas siempre son peores que la película original». Este prejuicio, muy extendido, sólo es superado en popularidad por otro, «la película es siempre peor que el libro«, generalmente esgrimido por gente que ni ha leído mucho, ni ha visto muchas películas.
Pero la principal duda que me genera el medidor de trilogías es qué fiabilidad tiene una clasificación que omite a Austin Powers. Alguien que considera que las secuelas de Tiburón y El planeta de los simios merecen elevarse al rango de trilogía y ponerse al lado de El Padrino y deja fuera al international man of mistery, qué queréis que os diga, me parece sospechoso. Aquí hay gato encerrado: o el susodicho tiburón le mordió el cerebro y el pobre ha hecho la clasificación con otra parte de su anatomía, o claramente el tal Dan Meth es un esbirro infiltrado del Doctor Maligno.
Más en serio (y digo «más» porque lo anterior también iba en serio), lo relevante de la trilogía de Austin Powers es que es una excepción de manual a la regla: cada entrega generó más ingresos por taquilla que la precedente. Mucha gente, entre la que me encuentro, a la que no se le ocurrió ir al cine a ver la enésima sátira sobre pelis de espías, la descubrió en DVD gracias a un fantástico boca a boca. En pleno declive de la cultura ochentera del alquiler, el boom se produjo precisamente por la vía del home video. Eso facilitó a Mike Myers mucho mejores medios para rodar la segunda y tercera partes; unos gags espectaculares y cinco o seis personajes memorables hicieron el resto.
Hoy pocas sagas de las que sí cita el medidor de trilogías pueden presumir de estar tan presentes en la cultura popular. ¿Quién no entiende la palabra mini-yo, o, en el mundo anglosajón, quién no pone voz de Austin Powers al decir ciertas frases (I feel horny, yeah, yeah, baby). En inglés, Austin Powers ha trasladado su propia jerga a los medios y a las conversaciones diarias. En España también, beneficiada por un gran doblaje y una adaptación que muchas veces mejora al original. Su lenguaje propio ha quedado marcada en nuestra cultura pop con casi tanta intensidad como el del gran Chiquito de La Calzada, quizás porque la voz española de la peli, Florentino Fernández pasó muchos años imitándolo.
Sin duda mis golpes favoritos son los duelos por las muertes de los esbirros del ejército privado del Doctor Maligno, cómo salen los allegados de los difuntos, la famosa línea de la gente nunca se preocupa de cómo le afectan las cosas a la familia de un esbirro… No veo nada por youtube pero podéis leer las secuencias aquí y ver la muerte de Steve, uno de los esbirros:
Me parece un gran enfoque; si algo tienen en común las grandes sagas de blockbusters, que glorifican a sus supervillanos, es su absoluto desprecio por el malo de a pie. ¿Qué siente la madre de un esbirro, su esposa, sus hijos? ¿reciben una pensión, como pregunta la madre de Steve en Austin Powers, international mistery man? La moraleja es que la vileza es admisible, atractiva, siempre que se tenga poder; lo realmente indigno es el anonimato. Con la excepción de El Padrino, un esbirro sólo es digno de chupar cámara cuando el bueno lo está haciendo saltar por los aires. Realmente inmoral.
El mejor diálogo sobre trilogías de cine que conozco es el clásico de Clerks, las líneas más conocidas de todas las escritas por Kevin Smith. Los protagonistas discuten sobre cuál de las películas de la Guerra de las Galaxias es mejor. Uno de ellos da un montón de elementos objetivos en favor de El Retorno del Jedi, entre ellos la victoria final de la Alianza y la destrucción de la Estrella de la Muerte. Su compañero le responde preguntando qué pasa con las personas que había dentro, planteando un debate sobre la moralidad que a ningún cómico -o no cómico- se le había ocurrido hasta el momento. Al fin y al cabo, decía, no se puede estar a favor de la película porque la Estrella de la Muerte estaba inacabada y se supone que los que estaban dentro no eran malvados capitostes del imperio sino obreros y contratistas públicos. ¿Una chorrada? Pues claro, como toda esta discusión. Pero el hecho es que hasta George Lucas en persona descendió del olimpo para intentar defender la moralidad de su historia. Eso sí, sin conseguirlo. Pobres esbirros.
Antonio Toca dice
Ay, las trilogías, su sentido y cual es mejor… Yo siempre he pensado que la trilogía tiene sentido si la suma de las tres películas se puede ver como una película entera o tiene así su sentido. Es decir, Los padrinos (la I y II) son una única película, la tercera la hizo Coppola por petición y no le apetecía mucho, salvo por la secuencia de la opera… El resto de trilogías si se hacen es por pasta (como se hace ahora).
Y por cierto, la mejor de Star Wars es El imperio contraataca, es la única que aguanta el paso del tiempo, que es el verdadero medidor de la calidad de una película…