Está claro que el iPhone es tendencia. No hay mejor prueba de la existencia de uno que ver a tus enemigos uniéndose entre sí para afanarse en poner su anti-yo en el centro de su estrategia, en ocasiones en intentos aparentemente imperfectos. Al menos ateniéndonos esto, no hay duda de que el malvado imperio de la manzana ha dado en el clavo.
Sin embargo, me parece más interesante una subtendencia que sube y sube como el desempleo pasando inadvertida a los santones del trend spotting: parece que todo el mundo que conozco está virtiendo un mal boca a boca sobre el iPhone. Cuando te lo enseñan, los orgullosos propietarios del iPhone compensan sus ojitos de brillo con alguna palabrita de desdén o relativa indiferencia hacia su criatura.
Y es que hablar demasiado bien de algo que lleva tanto tiempo en boca de todos nos pinta más como seguidores que como creadores de tendencias, cosa que no nos gusta nada al mercado objetivo del aparatito.
No sé si el fenómeno es como para apoyar una reflexión sociológica sobre España, o sobre la comunidad techie (y publicitaria, y fashionista y…) internacional, o sobre el mundo occidental en general. Lo que sí sé es que lo realmente cool no es tener el iPhone, sino tenerlo y meterse con él. Comprarle skins de bonitos colores, pagar por el software que San Esteban te dice, cambiar de operador, pero meterse con él.
El sábado cené con una amiga, muy fashion y más que competente técnicamente ella, que se mostraba encantada con lo divino de la muerte que era su nuevo iPhone. Es la excepción que necesitaba para confirmar la regla; en el manual de instrucciones de uso, el primer capítulo dice: usar con indiferencia y si no se puede evitar enseñarlo, hablar de lo que no hace con la mayor indignación que la cara de satisfacción de cada uno haga posible.
No puedo aguantar a que mi desesperantemente lento pero más difícil de matar que Bruce Willis HTC 3300 muera del todo para autojustificarme la compra de mi iPhone. Mmmmmm… ya me estoy viendo, con un cliente, todo estirao, al calorcito de un café, enseñándole la presentación de turno…
Si ensayo bien la mueca, parecerá que me he enterado de que no se puede hacer copy/paste y de que el bluetooth sólo funciona en el coche después de comprarlo.
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