Nunca he sido muy aficionado a los videojuegos; me atraen, pero o nunca he sacado tiempo para ellos, o nunca he sido tan habilidoso con los pulgares como Barack Obama, o las dos cosas a la vez.
Sin embargo, estoy bastante en desacuerdo con todas las corrientes anti red, antivideojuegos, anticonsolas y antitelevisión, que son tonterías tan viejas como la estupidez humana. Oyendo a algunos parece como si Vasile , Carlotti , y compañía se tuviesen que dedicar a intentar transformar en premios Nobel a los niños que los mismos que luego se rasgan las vestiduras dejan delante de la tele.
La tecnofobia es políticamente correcta en las tertulias. Quizás por eso los que critican a la tele por ser una mala niñera, cuando hablan de videojuegos se sienten autorizados para elevar un poco más el discurso. La edad de piedra, esos sí que eran tiempos.
Lo curioso es que muchos de los miembros de la cofradía del cualquier tiempo pasado fue mejor no son tan mayores, al menos biológicamente. Así que cuando he visto este entrañable post en Microsiervos he pensado que el equivocado soy yo y no ellos: a lo mejor los pobrecitos se quedaron así por jugar al Donkey Kong en la maquinita naranja.
Resulta que los que queráis matar las neuronas que en su momento os dejase vivas este infame ingenio, vais a poder hacerlo en vuestro teléfono, cuenta Wicho. Haced click aquí para ver el post. No es el primer emulador de abandonware que se ha hecho, pero os arrancará una sonrisa y algún recuerdo a más de uno…
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